Conversatorio sobre la historia del alfabeto ruso: “orígenes, simbolismo, vínculos con la tradición oral y la literatura Eslava en la Filven 2025

Prensa MPPC (10/07/25).- Este jueves 10 de julio, en la sala de Egipto, los asistentes a la 21ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven 2025) disfrutaron de un conversatorio sobre la historia del alfabeto ruso. La ponencia, titulada “Orígenes, simbolismo, vínculos con la tradición oral y la literatura Eslava”, estuvo a cargo del embajador de Rusia, Sergey Mélik-Bagdasárov, y la agregada cultural de Rusia, Aleksandra Abramova.

Sergey Mélik-Bagdasárov inició su intervención explicando la relevancia del tema en el contexto de la feria del libro. “El libro es letra; no hay otra manera de escribir un libro que con la letra. Solo con letra se puede leer, aprender cosas y acercarse a las obras literarias”, afirmó, subrayando la conexión intrínseca entre el alfabeto y el conocimiento.

Continuó su exposición adentrándose en el origen del alfabeto ruso, conocido como cirílico o “alfávit” en Rusia. “Hoy nos convoca un tema que, a primera vista, puede parecer puramente lingüístico o académico, pero en realidad toca dimensiones profundas de la historia, la identidad y la memoria colectiva de un pueblo”, expresó. Mélik-Bagdasárov destacó que el alfabeto cirílico fue creado en el siglo IX por los hermanos bizantinos Cirilo y Metodio, misioneros cuyo legado perdura en el nombre de este sistema de escritura.

El embajador enfatizó la naturaleza revolucionaria de la invención de un alfabeto capaz de reflejar los sonidos de la lengua eslava. “Les dio la posibilidad de contar su propia historia, preservar sus cantos, registrar sus leyes y sus sueños. Porque solo con las letras, que no son incambiables, puedes escribir la historia justa, tal como es, sin cambios”, señaló. La creación del alfabeto impulsó el interés por el aprendizaje, y cada letra adquirió un significado propio, convirtiendo el acto de leer y escribir en algo “sagrado”.

Asimismo, hizo un paralelismo entre las culturas venezolana y rusa, resaltando el profundo respeto por la palabra en ambas naciones. “En Venezuela, como en Rusia, la poesía ha sido una forma de resistencia, de afirmación, de consuelo. El pueblo venezolano ha sabido expresar su espíritu a través de la escritura, la música y la tradición oral. Ese amor por la palabra también vive en el corazón de la cultura rusa”, expresó, estableciendo un puente cultural entre ambos pueblos.

Para finalizar su intervención, el embajador invitó a los presentes a “acercarse al alfabeto cirílico como un jardín de símbolos, un mapa antiguo que todavía tiene secretos por revelar. Aprenderlo, no es difícil, pero sí muy enriquecedor”. Mencionó la colaboración con la artista Marina Jankova, cuyo trabajo permite apreciar la “dimensión visual y casi mágica” del alfabeto ruso.

Por su parte, Aleksandra Abramova, agregada Cultural de Rusia, resaltó la importancia del alfabeto cirílico como una muestra de respeto hacia el pueblo. “Yo, por ejemplo, al venir a Venezuela tenía que aprenderme el español y, bueno, se está mejorando. Pero es mi manera de mostrar el respeto hacia el pueblo venezolano, hacia este país que me recibe con tanto amor y tanto cariño”, compartió, ilustrando cómo el aprendizaje de un idioma es un puente hacia la comprensión mutua.

Abramova destacó que el alfabeto cirílico es una “herencia cultural que busca definir la identidad de nuestro pueblo, del pueblo ruso”. Detalló que el alfabeto consta de 33 letras: 10 vocales y 21 consonantes, además de dos signos especiales: el signo blando y el signo duro.

El profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos «Pedro Gual», Juan Miguel Díaz Ferrer, quien también estuvo presente en la charla, compartió su experiencia personal con el alfabeto cirílico. “Para mí, pasó rápido la extrañeza en los primeros momentos. Ahora es un alfabeto que yo adoro, un alfabeto entrañable”, expresó con emoción.

Díaz Ferrer concluyó enfatizando la conexión profunda entre el idioma y la cultura: “Esas letras para mí significan más que un idioma. Por eso, en mi clase de idiomas rusos, hago esta reclamación: si quieren, en mi clase de idiomas rusos no me limito a dar cuestiones gramaticales, sino también la cultura rusa, mi experiencia, mi vivencia. Eso significa mucho, porque un idioma es una ventana a una nueva cultura”.

El conversatorio sobre el alfabeto ruso en la Filven 2025 ofreció una profunda inmersión lingüística e histórica. Este evento reforzó los lazos culturales entre Rusia y Venezuela, destacando el valor universal de la palabra escrita y su papel en la construcción de identidades y memorias colectivas.

T: Dayana Martínez
F: María Isabel Batista

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