Prensa MPPC (26/10/2022).- El documental “Rodolfo Santana, un artista de su tiempo” (Venezuela, 2013), dirigido por Sergio Marcano y Philippe Toledano, se presentará el jueves 27 de octubre de 2022, y el clásico “El tesoro de Sierra Madre (EEUU, 1948), con dirección y guion de John Huston, se exhibirá el viernes 28 a las cuatro de la tarde, en la Sala CineCelarg3.
Para mayor información sobre funciones y pago móvil puede contactarse con los teléfonos 0426-316.19.39 y 0426-468.95.61.
En las actividades de la Casa de Rómulo Gallegos se atiende a medidas de bioseguridad. El uso de tapabocas es imprescindible. La Fundación Celarg cuenta con cafetín y estacionamiento propio.
Testimonios del teatro venezolano
La pieza “Rodolfo Santana, un artista de su tiempo” cuenta con guion de Ida Vanesa Medina y Sergio Marcano, con producción de Ida Vanesa Medina e Yndira Díaz. La fotografía la comparten Paolo Collarino y José Ernesto Martínez. El sonido está a cargo de Efraín Rojas y la mezcla sonora es de Gabo Sanoja. La edición es de Sergio Marcano y la música de Chuchito Sanoja.
Se presenta un testimonio audiovisual a modo de semblanza que reconstruye el retrato de uno de los más importantes autores venezolanos del siglo XX. Familiares, amistades, colegas, gente de cine y teatro se unen para ahondar en la reflexión de lo que implicó Santana como hombre, dramaturgo, profesor y artista de su tiempo. Pero por sobre todo las remembranzas intentan reunir el rompecabezas que remite al autor, al creador y a sus inquietudes más intrínsecas. Santana interviene en la narración a través de imágenes de archivo en las que habla de su vida, sus anécdotas y sus inquietudes; por un instante en este universo coinciden pasado y presente en una reflexión conjunta.
Rodolfo Santana Salas (Guarenas, estado Miranda, 25 de octubre de 1944- Caracas, 21 de octubre de 2012) fue una figura esencial del teatro venezolano y latinoamericano. Entre algunos reconocimientos obtuvo el Premio Nacional de Teatro (1970); Premio “Juana Sujo” (1970); Mención de Honor con la obra “Tarántula” en el Premio Internacional “León Felipe” (1972); y el Premio Municipal al mejor guion cinematográfico (1979) con la película “Compañero de Viaje”.
Humphrey Bogart, un villano de lujo
La película “El tesoro de Sierra Madre” (EEUU, 1948) cuenta con música de Max Steiner y fotografía de Ted McCord. El reparto encabezado por Humphrey Bogart y Walter Huston, lo complementan Tim Holt y Bruce Bennett, entre otros. El film se alzó con tres Premios Oscars: Mejor Director y Mejor Guión (John Huston), y Mejor Actor Secundario (Walter Huston).
A continuación, se comparte un texto analítico sobre el film, del siempre recordado cineasta venezolano Jacobo Penzo.
Todo es vanidad
En un breve plano casi al final del film, el oro que los protagonistas han buscado incansablemente en jornadas agotadoras hasta arrancárselo a la imponente montaña, es vertido en el suelo y se lo lleva el viento, desaparece arrastrado por la ventisca que, como dice el viejo Howard, interpretado por Walter Huston, “lo devolverá al lugar de donde salió”. Obra de notable profundidad humana a pesar de la trama aparentemente sencilla, desarrolla la típica intriga de aventuras tras la cual se esconde lo trascendente (…).
La historia se centra en un trío de personajes que sintetizan diversos aspectos de la condición humana. Por un lado, el viejo curtido por la vida y las experiencias, escéptico pero temerario, el joven bienintencionado que encarna Tim Holt, íntegro y sentimental, y como contraparte el paranoico y malvado personaje que encarna Humphrey Bogart, de quién dice el viejo Howard: “No es que sea malo, en realidad es como todos, solo que se encontró con una fortuna en medio de la naturaleza”.
La teoría del viejo es que cualquier ser humano normal honesto y decente, sufre una transformación radical ante el resplandor del oro. La codicia ante la posible riqueza puede llevar a cualquiera, no importa su pasado oscuro o ejemplar, a las puertas del crimen.
Tal es la tesis a la que el relato sirve de demostración, aunque aún hay otro elemento que es determinante en el fatum de los personajes, este factor son “los mexicanos”. Esta suerte de individuos “extraños” que hablan un español a veces aindiado y en otras ocasiones chocarrero, y que son en realidad e irónicamente los verdaderos habitantes del país, huelga aclarar que aquí los verdaderos aliens son los estadounidenses, fungen como una corriente humana ubicua y actuante en la historia. Tanto en su expresión del bandidaje propio de un lugar endémicamente violento como el campo mexicano, como en su versión telúrica y sensible del indígena campesino, los mexicanos en este film tuercen el relato impactan y desvían cada tanto la línea narrativa, son el azar y también el destino que determina el desenlace de la historia. La risa aquiescente de los sobrevivientes, esa aceptación irónica del destino que les ha tocado en suerte, que es también la alegría de seguir vivos, cierra admirablemente este film sin duda memorable. Jacobo Penzo 2015.
T y F: Prensa Celarg