Prensa MPPC ( 16/06/2022)Mientras Simón Bolívar pasaba montando sobre su noble caballo, la emocionada Manuela lanza la corona de laureles y rosas desde el balcón; y entonces, algo insólito y mágico sucede: La hermosa corona de la bella Manuela, que era grande y pesada, toca el pecho del militar, y al caer al piso espanta al caballo del Libertador. El animal, asustado, levanta sus patas y relinchando, por poco hace caer al suelo al valiente héroe.
Simón Bolívar, al buscar con su mirada al culpable de semejante aguinaldo y estruendo, se encuentra con la mirada intensa, coqueta y sonrojada de la dulce Manuela. Éste, literalmente, fue su primer flechazo.
Más tarde, en el ¨Baile de la Victoria¨, una de las tantas celebraciones en honor al Libertador y sus tropas, se daría el primer cruce de palabras. Según lo describe la propia Manuela en uno de sus diarios, durante aquel baile de bienvenida, Bolívar le susurró: “Señora: si mis soldados tuvieran su puntería, ya habríamos ganado la guerra a España». Manuela Sáenz y Simón Bolívar bailaron al compás de la música. Y lo harían por el resto de sus días, con sus corazones, latiendo al mismo ritmo que sus ideales libertarios. Y esa noche el destino de la América libre quedaría sellado.
T y F; Referencial