Biblioteca de Alejandría: faro del saber que ilumina en la Filven

Prensa MPPC (05/07/25).- La presencia de Egipto como país invitado de honor es una de las grandes atracciones de la 21a Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven 2025), lo que ha quedado patente con la realización, este viernes 04 de julio, del conversatorio Biblioteca de Alejandría. El faro del conocimiento, donde Ahmed Zayed, director de la Biblioteca, desplegó ante el público asistente la epopeya de este ícono cultural de la humanidad.

Además, el funcionario egipcio reveló que se está evaluando un proyecto para instalar, en una fecha futura aún no definida, una dependencia en Venezuela de la actual biblioteca egipcia, reconstruida durante la segunda mitad del siglo XX.

Un legado milenario

Zayeb relató la historia del espectacular recinto, que se remonta al siglo III a.C., época de la fundación de Alejandría por el conquistador macedonio Alejandro Magno, quien instaló en la ciudad a su general Ptolomeo I Sóter el cual, bajo el consejo del filósofo y bibliotecario Demetrio de Falero, hizo construir un centro cultural que garantizase la transformación del milenario reino egipcio en un imperio helenístico.

La biblioteca original albergó 700.000 rollos de papiro – equivalentes a 90.000 libros modernos – funcionando como universidad, museo y santuario del conocimiento post clásico. Alejandría, ciudad portuaria, aprovechó su ubicación para nutrirse con materiales provenientes de todos los rincones del reino de Alejandro.

El declive de la institución inició con el famoso incendio del año 48 a.C., durante el asedio de Julio César. El fuego se cree que ocurrió como consecuencia de un ataque del emperador romano a los navíos egipcios que se extendió arrasando algunas edificaciones.

No obstante, la Biblioteca sobrevivió, pero su agonía se prolongó hasta el siglo IV d. C..

Del mito a la reconstrucción

El renacimiento de la histórica biblioteca nació del trabajo del historiador Mustafá El-Abbadi, quien en los años 70 del siglo XX concibió revivir este símbolo desde su cátedra en la Universidad de Alejandría.

Su sueño se cristalizó en 1990 con la Declaración de Asuán, respaldada por el entonces presidente egipcio Hosni Mubarak y su homólogo francés François Mitterrand, bajo el auspicio de las Naciones Unidas.

El concurso arquitectónico internacional fue ganado por el estudio noruego Snøhetta, entonces una firma emergente que sorprendió con un diseño visionario. Tras siete años de construcción (1995-2002), el nuevo faro del conocimiento abrió sus puertas el 16 de octubre de 2002.

Arquitectura de asombro

La biblioteca actual es un coloso de 11 pisos que se despliega sobre 22.000 m2, coronado por un techo solar de 160 m de diámetro que inunda de luz natural sus siete niveles escalonados. En la biblioteca conviven 2.000 espacios de lectura con capacidad para albergar 1.5 millones de volúmenes, además de 10.000 manuscritos raros y mapas antiguos.

El diseño es un viaje sensorial desde la Sala Taha Hussein – pionera en accesibilidad para discapacidad visual – hasta el Museo de Manuscritos que custodia 1.233 piezas únicas, pasando por las colecciones del Museo de Sadat y el Museo de Historia de la Ciencia.

Alta tecnología y diplomacia cultural

En laboratorios de vanguardia, 200 químicas egipcias emplean una tecnología avanzada para rescatar papiros milenarios mediante procesos de esterilización molecular. Paralelamente, el centro digital – donde 80 especialistas procesan 3.000 páginas diarias – trabaja con procedimientos avanzados para digitalizar libros, manuscritos y mapas.

Y más allá de la conservación, la biblioteca siembra futuro: su editorial ha publicado 1.109 títulos, incluyendo la serie Patrimonio Humano – folletos educativos que son antídotos contra la cultura de violencia en el mundo juvenil, según Ahmed Zayed.

Unos de sus proyectos más ambiciosos son las 28 Embajadas del Conocimiento: redes de salones inteligentes en universidades egipcias y extranjeras (Washington, Berlín, Roma) conectadas al servidor central de la Biblioteca.

“Se nos ha propuesto instalar una en Venezuela”, reveló Zayed durante su charla, destacando que la biblioteca recibe 731.000 visitantes anuales y organiza eventos como la Feria Internacional del Libro de Alejandría (con 77 editoriales y 600 ponentes) y el Festival de Verano dedicado a artes escénicas.

Desafíos: el faro en la niebla digital

Frente a la revolución tecnológica, Zayed planteó dilemas cruciales: ¿Cómo defender la autoría intelectual en la era del acceso abierto? ¿Cómo combatir la desinformación digital? ¿Siguen siendo las bibliotecas importantes en el mundo digital?

En el panorama futuro se asoman varios objetivos: promover la transformación digital y el uso de la inteligencia artificial en servicios de consulta, completar la colección de Patrimonio Humano, vincularse con proyectos de desarrollo sostenible, profundizar el diálogo comunitario, y expandir las Embajadas del Conocimiento.

Mientras las aguas del Nilo y el Orinoco se funden simbólicamente en Caracas, la Biblioteca de Alejandría extiende un pergamino invisible hacia Venezuela. En ella late una promesa milenaria, y es que el conocimiento compartido es el único fuego que jamás se extinguirá.

T: Prensa Cenal

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