El 13 de julio de 1833 se crea la primera biblioteca pública de Caracas
El 13 de julio de 1833, durante la presidencia del general José Antonio Páez, nace la primera biblioteca pública de Caracas. El deseo de la sociedad civil durante la época de la Guerra de Independencia, incluso del propio Libertador Simón Bolívar, se materializó a través de un decreto del entonces vicepresidente de la república, Andrés Narvarte.
Sus primeros antecedentes se remontan a 1811, cuando uno de los más civilistas próceres de nuestra independencia, el guariqueño Juan Germán Roscio Nieves, suscribe una hoja suelta en la cual propone la creación de una biblioteca pública para Caracas, afirmando que era “el único medio de propagar la ilustración”.
En dicha hoja, Roscio afirma que “todos deben instruirse para servir a la patria con la utilidad que desean y ella merece”. Estas ideas sobre la ilustración de todos los ciudadanos, de la educación gratuita y sin discriminación alguna, quedaron plasmadas en su proyecto de reglamento para la biblioteca, que elaboró en su condición de miembro de la Junta Suprema y Secretario de Estado.
Roscio, que era un hombre culto, adelantado a su tiempo y preocupado por la educación, ofreció incluso donar su biblioteca personal e invitó a otros intelectuales para que hicieran lo mismo. Se trataba de una colección de más de mil títulos, que no podían leer la mayoría de los venezolanos, no sólo porque cerca del 80% de la población era analfabeta, sino porque muchos de ellos eran libros prohibidos o escritos en inglés y en francés.
Los antecedentes de su creación, convierten a la Biblioteca Nacional en una de las instituciones culturales más antiguas de la historia republicana de Venezuela; junto con las ideas de Juan Germán Roscio han permanecido en el tiempo, lo cual se evidencia en el servicio, que a lo largo de sus 188 años de historia ha prestado esta institución.
En 1911, durante la conmemoración del centenario de la Declaración de nuestra Independencia, es cuando se procura una sede digna para instalar la Biblioteca Nacional, en lo que hoy se conoce como el Palacio de las Academias frente al Palacio Federal Legislativo. Una edificación ubicada en el centro de Caracas, al lado de la Universidad Central de Venezuela y diseñada por Alejandro Chattaing, quien era uno de los más prominentes arquitectos de la época.
Su construcción se llevó a cabo durante la dictadura militar del general Juan Vicente Gómez; el interior fue concebido al estilo de las bibliotecas de Europa, con buena iluminación y techos elevados, donde predominaba una gran sala de lectura central, rodeada de dos niveles de galerías con estanterías de libros, que no poseían una catalogación u ordenamiento adecuado.
Para entonces, la Biblioteca Nacional no contaba con normativas ni personal especializado, las colecciones eran mayormente adquiridas a través de donaciones, con temas de carácter general y universal, y muchas obras extranjeras publicadas en otros idiomas; al principio era más bien un lugar para concentrar el fondo bibliográfico y los archivos de la nación, sin mayores criterios ni políticas para el desarrollo y la conformación de colecciones.
Sin embargo, y pese a la dictadura gomecista, este fue un recinto muy popular en el que se daban cita los intelectuales de entonces, realizando verdaderas tertulias literarias; y en días festivos funcionaba como sala de conciertos; también se inició el préstamo circulante de libros, toda una proeza en una sociedad donde prevalecía el analfabetismo.
Nos ubicamos en una época donde la inversión en educación y en libros era casi inexistente. La lectura y la escritura no eran consideradas una prioridad. Sin embargo, nunca faltaron los intelectuales o diplomáticos, personalidades que habían tenido oportunidad de viajar y conocer otros mundos, para quienes el tema de los libros y las bibliotecas eran un asunto importante, y así se lo hacían saber al gobernante de turno, a objeto de que se invirtiera en ampliar los servicios de información, archivos y bibliotecas del país.
Posteriormente, la Biblioteca Nacional de Venezuela fue modelo y escuela para la creación de otras bibliotecas en el mundo. Con el pasar de los años, su misión fue más allá de preservar la memoria histórica y documental de la nación, poniéndola al servicio de todos sus usuarios, investigadores, docentes, estudiantes y productores de diversas áreas, quienes se sirven de las colecciones, así como también, de la experiencia y el conocimiento que sobre ellas tienen sus referencistas.
A objeto de democratizar toda esa memoria que se atesora en sus servicios, y de ofrecer un mayor acceso a documentos, que hasta hace poco eran prácticamente inaccesibles, se creó la Biblioteca Digital de Venezuela César Rengifo, utilizando la digitalización como un medio eficaz para la preservación documental, que a su vez favorece, tanto a personas discapacitadas, como a quienes tienen dificultad para trasladarse a la sede y realizar sus consultas de manera personal.
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