San Juan símbolo de resistencia cultural y devoción

Prensa MPPC (24/06/25)-. “Si Juan lo tiene, San Juan te lo da”

Frase que resume la generosidad del Santo, tradición declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Los 24 de junio resuenan los tambores en todo el país por la llegada de la festividad más vibrante y significativa de los sanjuaneros: es el Ciclo festivo alrededor de la devoción y culto a San Juan Bautista, figura emblemática de la cultura venezolana que trasciende incluso lo religioso.

La fiesta en honor a San Juan Bautista es una manifestación ritual, ceremonial, festiva y colectiva asociada al solsticio de verano, donde la presencia del agua y el fuego se entrelazan con sentimientos, cantos, música, ejecución instrumental y bailes. La fe y las creencias populares se fusionan, reuniendo a una gran cantidad de devotos en diversas localidades del territorio venezolano.

De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2021. Este reconocimiento destaca que la fiesta en honor a San Juan Bautista es un poderoso símbolo de resistencia cultural y libertad para los sanjuaneros. Además, representa una forma esencial de honrar a sus ancestros esclavizados y de mantener vivas sus tradiciones ancestrales.

El calendario festivo tradicional de junio concentra destacadas manifestaciones culturales que están intrínsecamente ligados a rituales, expresiones de la diversidad cultural y creencias transmitidas de generación a generación en distintas partes del país como: Caracas, Aragua, Miranda, Carabobo, Yaracuy y La Guaira, entre otros. Espacios geográficos que de manera continua e ininterrumpida expresan lo cultural con particularidades propias y rasgos comunes.

En este sentido, las fechas claves que marcan el calendario festivo son:

1 de junio: Primer repique de tambores

Al mediodía, el ciclo festivo se inicia con el retumbar de tambores y el tañido de las campanas de la iglesia, acompañados de cantos alusivos a la apertura del ciclo.

23 de junio: Víspera y velorio de San Juan

Este día tiene un carácter más devocional. La fiesta comienza al final de la tarde y se prolonga hasta la noche con la celebración del velorio del Santo. La imagen de San Juan está presente, mientras el ritmo de los tambores inunda la noche, acompañada de fervor, magia, alegría y rituales.

24 de junio: Bautizo y fiesta central

El día principal se dedica al bautizo del Santo, con múltiples connotaciones que evocan el evento bíblico en el que San Juan bautizó a Jesús en el Río Jordán. No sólo la imagen del Santo entra en contacto con el agua, sino que los devotos se sumergen en ríos (si hay uno cerca) o, si llueve, reciben la bendición del agua, buscando quedar impregnados de los atributos que se reconocen en la imagen.

Este día, el Santo es llevado sobre los brazos de su guardián o custodio a la iglesia, acompañado por sus devotos, para recibir los honores de una solemne misa. Durante esta ceremonia, los fieles expresan su afecto y agradecimiento hacia San Juan. Una vez terminada la misa, el repique de tambores anuncia una animada procesión por el pueblo.

A lo largo del recorrido, San Juan Bautista recibe obsequios y la imagen se detiene en varios puntos para que los devotos le rindan homenajes a viva voz, acompañados de fervientes bailes al ritmo del tambor. Todos los participantes agitan pañuelos de colores durante el trayecto como alabanza al santo. La procesión culmina en la casa de donde partió inicialmente, donde todos se congregan para continuar la celebración con bailes, bebidas y fuegos artificiales, en un ambiente de alegría y devoción.

El encierro de San Juan (25 de junio)

Llega la hora de despedir al santo. El 25 de junio marca la fecha del cese de tambores en horas de la tarde-noche, momento en que se despide al santo. Los guardianes lo sacan de la casa bailando y lo pasean por el pueblo, nuevamente acompañado de tambores, hasta llegar a la iglesia. Una vez allí, la imagen es introducida en la capilla. Las puertas se cierran y las campanas repican con fuerza como despedida del santo. Los fieles congregados afuera reciben dulces y caramelos.

En algunas comunidades, la fiesta sanjuanera se extiende hasta el 29 de junio, coincidiendo con las celebraciones de San Pedro y San Pablo, como parte culminante del ciclo festivo. En estados como Yaracuy, el cierre del ciclo está asociado con otra fecha del calendario religioso católico: el 16 de julio, Día de la Virgen del Carmen, caracterizado por un colorido despliegue de banderas y diversos rituales de despedida del santo. En Caracas, es costumbre hacer la venia a la Virgen María en cualquiera de sus advocaciones durante el recorrido o salida del santo.

Además de estas fechas centrales, existe un rico calendario de procesiones más cortas, donde se rinde homenaje a sanjuanitos” locales, que aluden a San Juan en su infancia (San Juan Niño). Estos poseen atributos distintos a los “sanjuanes viejos” (adultos), que no suelen ser trasladados de las casas del santo o de las iglesias.

Dentro de las “organizaciones sanjuaneras”, existe un profundo respeto por las jerarquías, en las que el rol de las mujeres predomina en la mayoría de las ocasiones. También, destacan los cocineros, encargados de la preparación del tradicional sancocho, comida colectiva por excelencia; y los creadores de las bebidas rituales, que a menudo se ofrecen como parte del pago de promesas. Asimismo, pintores, tallistas y escultores elaboran con técnicas artísticas las imágenes del santo. En los pueblos costeros, es notable la presencia de lancheros y pescadores, quienes prestan sus embarcaciones para el traslado de las imágenes y para pasearlas por sus zonas de pesca, buscando así la bendición del santo.

Creencias

San Juan es el único santo que al igual que al Niño Jesús se le celebra su nacimiento (cumpleaños). En Venezuela, el culto a San Juan se manifiesta a través de creencias y prácticas asociadas a la religiosidad popular de varias regiones del país.

Las personas buscan en esta festividad fórmulas para interpretar el futuro, procedimientos para resolver problemas amorosos, y el baño ritual para atraer suerte, salud, abundancia e incluso nuevas parejas. También se mantienen creencias populares como que cortarse el cabello en este día lo hará crecer más abundante o traerá suerte, y que verter un huevo en un vaso de agua permitirá conocer el futuro. Toda una serie de elementos y formulaciones que patentizan la proyección anímica y espiritual de la fecha y del santo.

La vestimenta de San Juan concentra gran atención entre los sanjuaneros, quienes, por promesas y devoción, regalan al santo trajes y sombreros de particular belleza. En muchas localidades, hábiles manos se dedican a la confección del vestuario, y solo algunas personas pueden resguardar las prendas ofrecidas a la imagen. En las fiestas urbanas, hay promeseros que se especializan en vestir a los santos, propios o no. Los colores de los elementos asociados al ciclo devocional y festivo de San Juan tienen una importancia central, revelando diversos significados culturales.

Bailes tradicionales y el “Robo del Santo”

La fiesta de San Juan Bautista se caracteriza por sus vibrantes bailes tradicionales:

  • Baile del Cumaco: Originario de Aragua (Ocumare de la Costa de Oro, Mario Briceño Iragorry, Girardot, Santiago Mariño), se realiza al ritmo de tambores tocados con palos. En las costas de este estado, los pescadores realizan una procesión marítima del santo, con pañuelos coloridamente adornados, culminando en Ocumare de la Costa. Allí se reúnen todos los San Juanes de los pueblos vecinos, dando inicio al “encuentro de San Juanes”. Las letras de la música son improvisaciones que evocan esperanza y amor.
  • Parrandas de San Juan: Típicas de Miranda y el Distrito Capital, donde sus habitantes celebran con música, comida y bailes.
  • San Juan de Curiepe: En esta población, la celebración es especialmente vibrante. Participan tambores como el quitiplás, culo e puya y mina, instrumentos de origen africano que anuncian la llegada del santo. En Curiepe, la fiesta comienza el 23 por la tarde con el “abriendo boca”, el calentamiento de los tamboreros para el día siguiente. Durante la noche, como en Aragua, los tambores suenan en la casa donde se venera al santo en el “Primer Velorio”. Los tambores cesan en la mañana del 24 para dar inicio a la santa misa. Los asistentes visten tradicionalmente de rojo como muestra de alabanza.

Uno de los momentos más atractivos es “El robo del santo”. Una vez que el santo está en la iglesia y las puertas se han cerrado, los cargadores sacan la imagen de San Juan Bautista por un costado y, en compañía de los músicos, se dirigen a la casa inicial para tocar hasta el amanecer. Aunque hay variaciones en la salida de la representación, los bailes y los sones según la localidad, la esencia de la celebración es la misma.

T: Prensa MPPC / Ulises Briceño

F: Edys Glod y Gustavo Quintana

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