Prensa MPPC (16/09/2020) Este 16 de septiembre se recuerdan los 58 años del fallecimiento del escritor y poeta Antonio Arraiz, nacido en Barquisimeto el 27 de marzo de 1903. Muere en el camino rumbo a su casa en Westport (Connecticut, Estados Unidos).
Juan Vicente Gómez clausuró la Universidad Central de Venezuela, entre 1912 y 1922, lo que imposibilitó a Arraiz continuar con sus estudios superiores.
Viaja a Estados Unidos en 1919 y se establece en Nueva York. En esta época de momentos difíciles y de sobrevivencia, escribió artículos para la revista Billiken de Caracas y el volumen de versos Áspero (1924), con el que introdujo en su país las vanguardias literarias. Esta obra fue considerada por Arturo Uslar Pietri como un libro que lleva al hombre “al concepto de ser americano”.
Regresó en 1922 iniciando una intensa carrera deportiva que lo llevó a practicar fútbol y esgrima. Trabajó en una casa de comercio y en una empresa de cines como jefe de Propaganda.
Participa en las protestas estudiantiles contra el régimen de Gómez en 1928 y, en abril de ese año forma parte del asalto al Cuartel San Carlos, donde cae preso; fue torturado y encarcelado en La Rotunda hasta el 1 de enero de 1935. En prisión escribió el cuento Los lunares de la Virreina, que alguien envió al certamen internacional del diario La Prensa de Buenos Aires obteniendo el primer premio. Un grupo de intelectuales argentinos solidarizados con su situación reunió los fondos para editar su segundo poemario, Parsimonia (1932).
Expatriado, viaja por Ecuador y Colombia. Retornó en 1936, durante el gobierno de Eleazar López Contreras. En 1939 publicó el poemario Cinco sinfonías. En 1941 editó la versión definitiva de Parsimonia, con prólogo de Juan Liscano; luego en 1943, Dámaso Velásquez novela reeditada con el título El mar es como un potro (1946) en la que ofreció una visión áspera de la vida de los pescadores en el Caribe. También ganó el Premio Internacional Simón Barceló. Fue director de El Nacional (1943-1948), diario donde confluían las más destacadas corrientes intelectuales progresistas del país y del continente.
Desde el derrocamiento del gobierno de Rómulo Gallegos se exilió voluntariamente en Estados Unidos donde contrajo nupcias tras un divorcio, y trabajó en el departamento de publicaciones de la Organización de las Naciones Unidas.
Como novelista dejó su huella especialmente a través de Puros hombres (1938), Todos iban desorientados (1951), entre otros.
Como autor de libros para la enseñanza destacan: Tío Tigre y Tío Conejo (1945), y como ensayista, Culto bolivariano (1940), entre otras obras.
T: Prensa BA / F: Referencial