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El insigne pintor Arturo Michelena cumple hoy 157 años de su natalicio

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El insigne pintor Arturo Michelena cumple hoy 157 años de su natalicio

El insigne pintor Arturo Michelena cumple hoy 157 años de su natalicio

Prensa MPPC (16/06/2020) El pintor Arturo Michelena celebra hoy el 157° aniversario del nacimiento de unos de los más grandes pintores y retratista que ha dado esta Tierra de Gracia: Arturo Michelena, quien junto con Cristóbal Rojas, Antonio Herrera Toro y Martín Tovar y Tovar es considerado uno de los más grandes pintores venezolanos del siglo XIX.

Por este motivo, el Museo Arturo Michelena (MAM), organismo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura mediante la Fundación Museos Nacionales (FMN), a través de sus cuentas en internet: @fundacionmuseos en Instagram y Twitter, invita al público a conocer y profundizar sobre la vida y obra del autor de importantes obras como Miranda en la Carraca (1896), Carlota Corday en el cadalso (1889), La vara rota (1892), Joven madre (1889), Niño enfermo (1886), La caridad (1888), Retrato ecuestre de Bolívar (1888), Pentesilea (1891), Mujer oriental (1889), Vuelvan caras (1890), la multiplicación de los panes y los peces (1897), Retrato de Lastenia Tello de Michelena (1890), Muerte de Sucre en Berruecos (1895) del entre muchas otras piezas con temas históricos, mitológicos, religiosos, paisajes, retratos, estudios y dibujos.

La Venezuela del tercer cuarto del siglo XIX era un país que aún se encontraba lidiando con las consecuencias de la Guerra Federal. La contienda (también conocida como la Guerra Larga o la Guerra de los Cinco Años), estalló en 1859 y culminó en 1863 con la firma del Tratado de Coche, el cual permitió el cese de las hostilidades entre federalistas y conservadores, además de llevar a la presidencia a Juan Crisóstomo Falcón.

En los genes

Ese fue el contexto en el cual nació Francisco Arturo Michelena Castillo en la ciudad de Valencia, el 16 de junio de 1863. Fue el segundo hijo del matrimonio formado por Socorro Castillo Silva de Michelena (1839-1909) y de Juan Antonio Michelena (1832-1918). El joven Arturo heredó de ambos progenitores esa vena artística que lo haría famoso en años posteriores.

Socorro Castillo Silva de Michelena fue hija de Pedro Castillo, retratista y autor de los murales de la casa del general José Antonio Páez, ahora denominado Museo de Historia Casa Páez, ubicado en Valencia. Como dato curioso, el abuelo de Michelena fue parte de la tropas libertadoras y en una oportunidad cayó preso de las huestes del general realista José Tomás Millán de Boves y de la Iglesia.

Juan Antonio Michelena también fue militar y pintor. Una que vez abandonó la carrera castrense se convirtió en el primer director de la recién fundada Escuela de Dibujo y Pintura de la ciudad. Sus primeras enseñanzas las tuvo de la mano de su tía Edelmira Michelena, pero fue su progenitor quien encauzó el precoz talento en la pintura del joven Arturo.

Estas lecciones las recibió en su modesta pero elegante vivienda natal que se encontraba ubicada en la antigua calle Puerto Cabello cruce con calle El Sol (hoy llamadas Díaz Moreno y Páez respectivamente), en el centro de Valencia. El inmueble fue demolido y en su lugar sólo existe una placa, colocada en 1948, que indica el lugar de nacimiento del pintor.

Durante la infancia y juventud de Michelena, Valencia era una ciudad que no sobrepasaba los 20 mil habitantes. De acuerdo con investigadores valencianos, Arturo cursó estudios en el colegio “Ramírez”, fundado en 1868 por Lisando Ramírez, luego integró la planta estudiantil del colegio “Cagigal” en 1874.  Esos mismos expertos señalan que Michelena era un niño que dibujaba todo lo que veía: pizarrones, mesas, tinteros y hasta siluetas. Luego recibió lecciones de Constanza de Sauvage, quien fue discípula del pintor francés Eugène Devéria. Ella le enseñó a distribuir y aprovechar mejor los colores en sus creaciones, así como a perfeccionar algunos conocimientos técnicos.

Precoz

En 1874, Michelena realiza un Autorretrato (grafito y carboncillo sobre papel) que deja muy impresionado al escritor, periodista, empresario y político caraqueño Francisco de Sales Pérez quien contrata al joven artista para realizar la ilustración de su obra “Ratos Perdidos” (1878), para ello Michelena realizó 10 imágenes con lápices, creyones y acuarela. En reconocimiento de Sales Pérez le obsequió una caja de creyones de colores, acompañadas por las siguientes palabras: "Arturo quiero asociarme a tu gloria futura regalándote los primeros pinceles".

Con este trabajo Michelena se gana el aprecio y la admiración del empresario. Es así que junto a su padre viaja a Caracas para ser presentado ante el círculo de amigos del periodista, personas ligadas al entorno de Antonio Guzmán Blanco, con el objetivo de gestionarle una beca.

Para el año de 1875, Michelena trabaja en la restauración del Cuartel Anzoátegui (luego demolido) donde dibuja sobre el portón principal un transparente el escudo de Armas de Armas, luego en 1878 crea una serie de tipos populares como publicidad para una marca de cigarrillos propiedad del empresario Melchor Monteverde.

A la par que empieza a producir sus primeros retratos, entre 1879 y 1882, Michelena se asocia con su padre e instala en su hogar una academia de arte y galería para atender los diferentes encargos provenientes de varias familias valencianas. En 1881, entre las muchas obras cuyo tema son los niños, realiza Niña con mariquita. También interviene en las pinturas que decoran la residencia valenciana de Juan Miguel Iturriza, actual Quinta La Isabela.

La oportunidad

Antonio Guzmán Blanco, “El Ilustre Americano”, convoca en 1882 a las celebraciones por el centenario del nacimiento de Simón Bolívar a festejarse al año siguiente. El proyecto oficial fue un gran evento que resaltara la venezolanidad y la figura de El Libertador a través la historia, el arte, la ciencia y la tecnología, denominado “Gran Exposición de Venezuela”.

En el pabellón construido para la ocasión, edificado sobre la antigua huerta del Convento de los Franciscanos (esquina de La Bolsa, Caracas), Michelena participa con dos obras:  Alegoría a la República y Entrega de la Bandera al batallón sin nombre, con la cual gana la Medalla de Honor del evento.  

Para octubre de 1883, Michelena aporta los decorados y el arte del telón de boca de la  obra "Las Amazonas de Tormes”, de José Rius. La pieza teatral fue presentada en la casa de Luisa Uslar de Lugo. Además Michelena colaboró prestado su voz para la narración.  

1885-1890

De la mano Francisco de Sales Pérez, gran amigo y mentor en su infancia, Michelena consigue que el presidente Joaquín Crespo le asigne una beca de 60 pesos mensuales para ir a estudiar a Francia. El 6 de mayo de 1885, se embarca hacia París junto a otro renombrado pintor; Martín José de Jesús Tovar y Tovar. Una vez en la capital gala se inscribe en la Académie Julien, lugar donde también perfeccionaron sus conocimientos artistas como Emilio Boggio, Cristóbal Rojas, Carlos Rivero Sanabria y años más tarde Francisco Narváez, así como Marisol Escobar.  

Allí el joven Michelena adquirirá las técnicas académicas y la intención descriptiva en los temas históricos y literarios, impulsado por Jean Paul Laurens quien era profesor de la academia. Además el pintor se inscribirá en la Academia Colarosi. En 1886, compartiría su taller de trabajo parisino con el mirandino Cristóbal Rojas de 29 años.

A instancias de Laurens, Michelena envía al Salón de Artistas Franceses Una Visita Electoral y El Niño Enfermo, con este último obtiene Medalla en Segunda Clase y el reconocimiento Hors Concours, máximo galardón que se entrega a un pintor extranjero. A pesar de este éxito, el gobierno venezolano le suspende la beca sin dar explicaciones. Michelena sobrevive en la ciudad luz gracias a trabajos particulares producto de su recién adquirida fama y el apoyo de sus amigos. En 1887 realiza Leda y el Cisne y al año siguiente concluye las obras El retrato ecuestre de Bolívar, Autorretrato con Gorguera y La caridad.

En 1889 Michelena finaliza dos de sus obras más famosas: La joven madre (La jeune mère,) y Carlota Corday camino al cadalso, con este último es galardonado en la Exposición Universal de París de ese año con la Medalla de Primera Clase. Ya consagrado como el máximo representante de la pintura venezolana en el exterior, regresó al país donde es recibido con honores tanto en Caracas, como en su Valencia natal.

Lastenia

Es en uno de esos eventos llevados a cabo en su honor, el 3 de enero de 1890, organizado por la Sociedad de Caracas y su presidente el pintor Antonio Herrera Toro donde conoce a su futura esposa Lastenia Tello Mendoza, quien acompañaba a su padre el general José Ramón Tello.  

Luego ese mismo año, y con motivo del centenario del nacimiento de José Antonio Páez, el gobierno de Raimundo Andueza Palacio le encarga la realización de una obra pictórica para celebrarlo. Michelena presenta en julio de ese año Vuelvan Caras o La batalla de Las Queseras del Medio.  

A mediados de ese mes se casa con Lastenia. De acuerdo con crónicas de la época, el vestido de la novia lució flores pintadas por el propio Michelena. Ese mismo año realiza el famoso retrato de su esposa con el vestido rojo (Lastenia Tello de Michelena, 1890).

Junto a su esposa, Michelena regresa a París donde en su taller realiza varias obras como El Campo de Marte (1891), Pentesilea (1891) y La vara rota (1892). Es de resaltar que Pentesilea fue expuesta en el salón de París de 1891. Allí tuvo la oportunidad de medirse ante importantes maestros galos e internacionales.

Al año siguiente realiza la ilustración de la versión impresa de “Hernani”, obra teatral de Víctor Hugo en cinco actos escrita en 1830, trabajo para el cual realizó 15 imágenes al óleo que luego fueron grabadas para su reproducción. La editorial quedó tan satisfecha con los resultados, que pide al pintor las ilustraciones para dos libros del mismo escritor, pero Michelena ya mostraba síntomas de la enfermedad que le impiden concluir estos encargos. A pesar del trabajo constante y del reconocimiento que recibe, el matrimonio Michelena-Tello se ve acosado por la inestabilidad económica, y ya con el diagnóstico de tuberculosis del artista, deciden regresar a Venezuela.

Un dato que muchas personas no están al tanto es que Michelena era aficionado a las carreras de caballos. Durante sus estadías en Francia frecuentaba los hipódromos de Chantilly y Longchanps. En Venezuela fue parte de la primera junta directiva que administró el desaparecido Hipódromo de Sabana Grande y fue propietario de dos caballos llamados “Borinquen y Calixto”. Muestra de esa pasión por el deporte ecuestre son las obras Boceto para el Gran Premio Miranda. Hipódromo de Sabana Grande e Hipódromo de Sabana Grande (ambos de 1896).

En 1893 participa de nuevo en el Salón Francés con la obra Los Hermanitos Aguerrevere. Por encargo oficial realiza la Alegoría de Colón, la cual exhibe en la Gran Exposición de Chicago (Estados Unidos) conjuntamente con Pentesilea, que resultó distinguida con la medalla de honor. En 1894, pinta La muerte de Cedeño.

La Pastora

A pesar de la enfermedad, Michelena no descansa en su pasión y para 1895, adquiere un terreno en la esquina de Urapal (sector de La Pastora), Caracas, con el objetivo de establecer un taller-escuela. Aquí realizará el resto de su producción pictórica, ya sean encargos institucionales como peticiones personales. Además participa en la realización artística del Palacio de Miraflores (palacete neobarroco francés propiedad del general Joaquín Crespo, convertido luego en la residencia oficial de los presidentes de la república al iniciarse el siglo XX).

Allí destacan, en el “Salón Sol de Perú”, dos figuras alegóricas El Día y La Noche, y en “El Salón de los Espejos”, el Retrato Ecuestre del General Joaquín Crespo, así como las obras Flora (primavera) y Pomona (otoño). Ese mismo año participa en la Exposición Conmemorativa del Centenario del Natalicio del Mariscal Sucre, para la cual pinta Muerte de Sucre en Berruecos. Entretanto, Diana Cazadora, ubicada en La Casona Cultural Aquiles Nazoa, es terminada en 1896.

No obstante su obra más celebrada y tal vez la más importante de su carrera es presentada en el Teatro Municipal de Caracas: Miranda en La Carraca.

Para la creación de esta importante pieza, Michelena usó como modelo al escritor Eduardo Blanco, autor de “Venezuela Heroica”. Cuentan las crónicas de la época que por esta obra, el pintor fue muy celebrado, recibió una medalla de oro y una corona de ocanto y laurel que distribuyó entre los artistas asistentes al acto, luego al día siguiente llevó parte de esa corona al sepulcro de Cristóbal Rojas, que había fallecido seis años antes.

Cuando la apoteosis del Miranda de Michelena, los vecinos de La Pastora decidieron festejar el éxito del artista residente en aquella parroquia y expresarle su admiración. Uno de los organizadores se encuentra con Michelena y le dice:

- “¿No vas a contribuir a la fiesta del gran pintor Michelena?”.

 - “Lo que tengo es una locha”, responde Michelena.

– “Venga la locha”, le dijo el vecino.

(García Jiménez, Luis Rafael. Arturo Michelena. Publicado en Mañongo. Pag. 20. Nº 26, 2006.)

Con la finalidad de mejorar su estado de salud, Arturo Michelena y Lastenia se trasladan a Los Teques, ya era el año 1897. De acuerdo con la recomendación de su médico, el doctor José Manuel de los Ríos, el clima temperado de la población altomirandina lo ayudaría a combatir la tuberculosis. Luego de ocho meses decide regresar al Valle de Caracas y pasa algún tiempo en Antímano. Pinta algunos paisajes rurales donde explora la luz. Es probable que en esa época haya realizado El arado (s.f), aunque este no era tema nuevo para él, con anterioridad Michelena hizo otras obras cuyo tema eran escenas en exteriores rurales y sencillos como por ejemplo Paisaje de El Paraíso (1890) y Paisaje de San Bernardino (1892).

Inmortalidad

Ya con su salud menguada, en 1897 realiza La Virgen de las Palomas y La Multiplicación de los panes y los peces (obra que se encuentra en la Santa Capilla de Caracas). Un detalle de esta obra es que el famoso Mar de Tiberiades (o Mar de Galilea) que se ve en la obra no es otro que el Lago de Valencia (Tacarigua) y entre los rostros de la multitud que rodean a Jesús de Nazaret se encuentran tanto familiares como amigos de Michelena.

Cuentan testigos que ya postrado en su cama, el pintor realiza sus últimas obras enfocado en temas religiosos, como la obra La Última Cena que quedó inconclusa. Para lograr estas piezas, Michelena amarró sus pinceles a largas varas de madera que le permitieron trabajar.

Francisco Arturo Michelena Castillo falleció el 29 de julio de 1898 en su taller-escuela de La Pastora a los 35 años de edad, pasando a la inmortalidad con un impresionante legado de obras, dibujos, algunas de ellas solo plasmadas en bocetos, dibujos y obras inconclusas, pero todas de una gran belleza y valor patrimonial.

En sus últimas horas fue atendido por el doctor Emilio Conde Flores, fundador de los estudios de Otorrinolaringología en el país. Para honrar su legado, ese mismo año 173 de sus obras son expuestas en el Salón Rojo del Capitolio de Caracas, en una de las primeras exposiciones realizadas en Venezuela dedicadas a su fructífera carrera. Sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional el 29 de julio de 1948.   

Legado

Luego del prematuro fallecimiento del artista, su viuda Lastenia Tello de Michelena, designó al arquitecto Antonio Malaussena, quien transformó el antiguo taller-escuela en una vivienda, donde se dedicó a honrar y preservar la obra de su marido. Entre los años de 1920 a 1923, se dedicó a autentificar muchas de las obras que el pintor dejó sin firmar. No tuvo hijos con el artista y nunca volvió a casarse.  

A principios de la década de los años 60 (s. XX), la viuda de Michelena, donó al Estado venezolano las obras del artista, bienes muebles, documentos y objetos que se convirtieron en génesis del Museo Arturo Michelena,  el cual fue inaugurado el 16 de junio de 1963.

Vale destacar que las obras de Michelena también se encuentran bajo custodia patrimonial en el Museo de Bellas Artes y en la Galería de Arte Nacional. Esa colección aumentó una vez que fueron sumadas a la colección de la FMN muchas piezas que formaban parte de la Fundación Arturo Michelena del extinto Banco Industrial de Venezuela, parte de las cuales fueron presentadas en la GAN en la muestra Historias cruzadas, siglos XIX / XX. Una visión de la donación Banco Industrial de Venezuela, inaugurado en diciembre de 2018.

Además muchas de las piezas del pintor valenciano se encuentran en otras instituciones públicas y privadas como por ejemplo el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Universidad Central de Venezuela, Academia Nacional de la Historia de Venezuela, Concejo Municipal de Caracas. Además en su tierra natal se encuentran piezas en el Capitolio y el Concejo Municipal de Valencia, la Universidad de Carabobo, Academia de la Historia regional, en la Casa de los Celis, además de otras que están en manos privadas.

Por otra parte, varios lugares del país –sobre todo en Carabobo- llevan el nombre de Arturo Michelena como un merecido homenaje al primer pintor venezolano reconocido y galardonado fuera de nuestras fronteras.

Con su nombre, además del Museo Arturo Michelena, están el aeropuerto de la ciudad de Valencia, el Ateneo de esa ciudad, calles, urbanizaciones en diferentes partes de Venezuela, así como una Universidad, y un evento bienal de arte.

Es así como Arturo Michelena, a pesar de su corta carrera, dejó una impronta que se ha reafirmado con el pasar de las décadas. Piezas llenas de luz, color, sombras. Escenas naturales, miradas y gestos capturados en el tiempo por el colosal talento del hijo de Arturo Francisco y Socorro. 

T y F: Prensa FMN

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